sábado, 27 de agosto de 2016
Vergonzoso trato en la farmacia del hospital de Denia
¿Vergonzoso? Sí, de vergüenza...Este es el testimonio de unos amigos que este mes de agosto han necesitado un fármaco de dispensación hospitalaria durante sus vacaciones en Denia y que se han enfrentado a "un funcionario" de la farmacia del hospital de Denia, en La Xara (con clarísimo síndrome del funcionario"quemado"), que se ha dedicado a ningunearlos, dejarles los últimos y tenerles tres días seguidos persiguiendo el fármaco, con muy malos modos, con pésimas contestaciones... torpedeando lo que el último día -tuvieron que ir tres días, sí tres días de sus vacaciones- otro funcionario resolvió en un periquete. La cara y la cruz de una misma moneda. ¿Qué hacer con los funcionarios quemados? Como tienen la plaza en propiedad se aprovechan... ¿No hay nadie aquí en el planeta Tierra que pueda hacerles rendir cuentas? Dichosa impunidad.
Al parecer en este caso hubo una confluencia de varios temas, por un lado dicho funcionario estaba de mal humor por tener un familiar muy enfermo (¿la solución en ese caso es atacar a alguién que necesita un fármaco también por enfermedad?); después otro de los motivos es que estamos hablando de distintas Comunidades Autónomas (¿si a él o su familiar le ocurre algo en Madrid no le atienden? Eso jamás ocurre, en Madrid eso no pasa y lo sabe...). Te contamos en nuestro blog lo que sintió esta familia, que año tras año suele veranear en Denia, y que necesitó tres días, y muchas, muchas horas cada día, hasta conseguir el preciado fármaco de dispensación hospitalaria. Un testimonio en primera persona...
Servicio público, entre el arte y el desastre
Desde hace unos cuantos años vengo con mi familia a Denia para pasar unos días de vacaciones durante los meses de agosto. Aquí encontramos el clima ideal para disfrutar con los amigos de paseos en bicicleta, baños en la playa, algunas comilonas en restaurantes de la zona, compras en diversos mercadillos, disfrutamos del autocine . . . en fin, que Denia nos aporta la distracción y el descanso que esperamos, al igual que a otros muchos ciudadanos de distintas procedencias, lo que con seguridad proporciona ingresos por turismo a la localidad, a su comercio, su hostelería, etc La tónica general es que el trato en estos sitios sea agradable, cordial y amable no sólo por tratarse de un trato entre humanos, también porque los lugareños desean volver a ver entre ellos a las personas que les dan negocio de un año para otro, aunque en la mayoría de los casos esa cordialidad va con la persona, independientemente de los intereses que se puedan crear entre ellas.
Cosa muy distinta puede ocurrir cuando se solicita un servicio, por muy necesario que éste sea, y su demanda no repercute directamente en algún tipo de bonificación o ventaja para la persona que debe darlo, porque entonces es cuando resulta sobresaliente la diferencia entre la persona que te atiende conforme a esa cordialidad anteriormente mencionada y que te hace la vida mucho más fácil, y la persona que encuentra un raro regustillo en agriar la vida lo más posible a cualquier vecino de su mismo planeta, salvo a los de su propia Comunidad Autónoma, aunque esto último tampoco lo puedo asegurar.
"Vuelva usted mañana", y al otro y al otro...
Esto lo digo porque el día 17 de agosto, fui con mi mujer al hospital de La Xara, en Denia, para solicitar un medicamento que necesita periódicamente nuestra hija, y que hasta la fecha únicamente se dispensa en la farmacia de cada hospital, sin que exista su comercialización en farmacias de la calle. Cada año venimos con la dosis necesaria para el tiempo que vamos a estar de vacaciones, pero este verano un incidente hizo que no se pudiera utilizar la medicina.
Día 17 de agosto
La tarde de 17 de agosto acudimos al hospital de La Xara, y contamos nuestro problema a una señorita muy amable que había tras un mostrador, quien a su vez hizo una consulta a una persona que dispensa medicamentos en la farmacia (UFPE) del propio hospital. Tras un tiempo normal de espera, dicha señorita nos dice lo que el funcionario de la farmacia necesita para dispensar el medicamento, que no es más que un informe escrito del médico de atención primaria en el que figura la medicina necesaria, y con ese informe la mañana del día siguiente dicho funcionario nos daría la medicina.
Día 18 de agosto: un "trato-basura"
Desde las 10,15 de la mañana del 18 de agosto hasta las 13,40 horas es el tiempo que necesitamos estar en el ambulatorio de la ctra. de Las Marinas hasta que nos tocó consulta y el médico, tras un vistazo a un informe médico que siempre llevamos de vacaciones, nos dio el escrito pertinente. Hasta ahí todo bien, con un tiempo de espera excesivo pero habitual en ese consultorio de verano, y con un trato colaborador del médico que allí nos atendió y que agradecemos desde aquí.
Con el escrito de la mano nos presentamos en la farmacia del hospital, y viendo que lo habitual era que los pacientes que iban llegando le iban dando "los papeles" a la persona que posteriormente les dispensaba las medicinas, en una de sus apariciones tras abrir la puerta le ofreció mi mujer la hoja que nos facilitó el médico de atención primaria, además del informe que solemos llevar, pero nos los devolvió prácticamente sin echarle un vistazo, con un mal humor que no entendíamos y diciéndole a mi mujer textualmente que " me está agobiando", devolviendo el papel con una manifiesta falta de modales, así, sin encontrar nosotros un motivo con el que poder justificar su comportamiento. Eso sí, nos dijo que nos atendería al finalizar.
Los pacientes que esperaban y los nuevos que llegaban iban siendo atendidos de seguido, y según salían unos de la farmacia iba llamando al siguiente al mismo tiempo que les pedía los papeles a los que llegaban de nuevas.
Sobre las 14,20 salió el último paciente atendido, y al vernos la intención de levantarnos nos hizo un gesto para que siguiéramos sentados y se metió de nuevo en su cuarto de medicamentos.
Por fin sobre las 15 horas salió, no sé bien si para comprobar si seguíamos allí o con la intención de llamarnos, cualquier duda nuestra en ese sentido ya nos parecía muy razonable. El caso es que por fin nos hizo pasar a una mesa en la que nos atendió. Le comentamos brevemente el problema que allí nos traía, y que nos habían dicho la tarde del día anterior que con el documento que llevábamos firmado por el médico de familia nos podrían dar el medicamento que necesitábamos.
Le dimos el documento y antes de leerlo nos contó que "veía cómo mucha gente de fuera a la que se le daba medicamentos y que tiraban éstos a la basura, que en los contenedores de basura aparecían una buena cantidad de medicinas sin usar", a lo que le contestamos nuestra extrañeza por lo que nos decía, que no sabíamos lo que harían otros y que el medicamento era para nuestra hija y desde luego no para tirarlo. Habíamos perdido ya una tarde y una mañana de nuestras vacaciones, y él lo sabía perfectamente, aún seguíamos sin resolver nuestro problema, y encima nos decía indirectamente que no quería darnos medicamentos porque luego los tiraríamos a la basura. Nosotros sí que pensábamos en esos momentos que estábamos recibiendo un trato-basura.
A continuación leyó el papel que nos dio el médico de atención primaria y nos dijo que "ese documento no le valía para dispensar la medicina". Le dijimos que era justo lo que nos mandaron la tarde del 17 de agosto para traerlo el 18, a lo que contestó que eso ya lo sabía porque fue él mismo quien lo mandó. Nuestros rostros se iban poniendo más tensos por momentos, percibíamos que aquella persona no sólo no quería colaborar, nos estaba tomando el pelo y poniendo a prueba nuestra paciencia, comenzábamos a pensar que tendríamos que presentarnos en urgencias con nuestra hija para conseguir lo que necesitaba.
Le dijimos que no nos parecía normal tener que hacernos 900 km para que nos dieran la medicina en nuestro lugar de origen cuando la solución era muy sencilla, contestándonos que era lo que deberíamos de hacer, 900 km o los que fueran necesarios.
Entramos en un breve rifi-rafe sobre los servicios hospitalarios prestados entre las Comunidades Autónomas, y otras cuestiones que ni ese señor ni nosotros podríamos resolver, y con toda la paciencia del mundo volvimos a direccionar la conversación hacia nuestro problema, terminando por decirnos que volviéramos el día siguiente sobre la misma hora (15,15) que es cuando él terminaba con sus recetas habituales, y que lleváramos un documento de nuestro hospital (La Paz) de Madrid, sellado y firmado por las personas pertinentes.
Le preguntamos si con eso nos daría el medicamento, y sin asegurarnos nada nos dijo que volviéramos el día siguiente con aquello, como a quien le dicen que no pasa nada por darse paseos a un hospital la cantidad de veces que se quiera estimar como necesarias sin conseguir nada en ninguna de ellas, ya que cuando se está de vacaciones el tiempo se puede emplear de esa manera sin ningún tipo de problema, y sumar más horas perdidas a las que ya llevábamos. En definitiva, este individuo debió pensar que había tenido la enorme suerte de dar con alguien para tomarle el pelo de seguido durante unos pocos días.
Día 19 de agosto
El Hospital de la Paz sí funciona como debe, por suerte
Afortunadamente el Hospital de La Paz nos envió la misma tarde un correo electrónico conteniendo todo lo demandado por el dispensador de la farmacia del hospital de La Xara, y el día siguiente a las 14,30 (tres cuartos de hora antes de la hora que nos dijo) llegamos a la misma puerta del día anterior (la UFPE) tal y como quedamos, una de las unidades de farmacia del hospital, pero para sorpresa nuestra aquello estaba cerrado con llave, no había nadie.
Eso nos costó preguntar y dar vueltas por el hospital durante un tiempo hasta que alguien nos dijo que preguntásemos en otra de las farmacias que tiene el propio hospital. Dimos con la otra farmacia y a alguien que salía de allí le preguntamos por la persona que atendía la llamada UFPE, y así dimos de nuevo con nuestro personal triturador de paciencias, que salió casi de inmediato al encuentro de alguien que le buscaba, pero cuando vio que éramos nosotros pareció cambiarle la cara, como saludo nos dijo que ya no era la hora, que llegábamos tarde, a lo que contestamos que aún después de estar quince minutos buscándole habíamos llegado media hora antes de la hora que nos dijo.
Nos hizo una seña para que esperásemos, se metió de nuevo para adentro y al cabo de otros veinte minutos volvió a salir, pasando por delante de nosotros sin decirnos nada. Otros pocos minutos y volvió a entrar, también sin decirnos absolutamente nada. "Creo que hemos de hacer el camino de Santiago, tocayo de este hombre, para recuperar buena parte de nuestra paciencia".
Otros tantos minutos de espera y por fin sale otra persona distinta dirigiéndose a nosotros. Poco menos de 10 minutos más tarde salíamos del hospital con la medicina de la mano, habiendo hablado con la otra parte de la moneda, a quien ya no le hizo falta ver ningún informe de La Paz enviado a nosotros por correo electrónico, sólo el papel del médico de atención primaria. Estuvimos dialogando unos minutos e incluso descubrimos conocidos comunes para los que nos mandó recuerdos.
Tan mal nos fue lo otro que lo normal nos pareció todo un "arte".
Este escrito va destinado como agradecimiento a todas aquellas personas (¡afortunadamente hay muchas!) que como bandera llevan siempre puesta las ganas de entender, de atender, colaborar y ayudar a los demás encontrar soluciones, y quien lo hace así suele repetir con frecuencia, porque además de esta manera suele obtener más felicidad.
Por suerte nuestros hospitales están llenos de profesionales con ese buen ánimo de hacer las cosas bien, lástima que esto no sea contagioso!!
Firmado: unos padres de Madrid, atónitos, vapuleados y que han sufrido en sus carnes lo que podríamos calificar como "acoso hospitalario"
¿Qué os parece?
Yo me quedo sin adjetivos despectivos para este individuo... la mejor medicina que desde aquí le ofrecemos es "su propia amargura". De esa está bien servido... Y a cualquiera que venga de Madrid a dejar su dinero en esta bonita tierra en vacaciones, Denia, que no se olvide ningún fármaco de dispensación hospitalaria, porque este sujeto (por suerte no todos son iguales en este hospital) puede arruinarles muchos días de vacaciones...
¿Existe la figura del "acoso hospitalario"?... No lo sé, pero este sería un claríííísimo ejemplo.
Si a tí también te parece vergonzoso... dalo a COMPARTIR en tus redes sociales, yo ya lo he sacado en Facebook, Twitter, Pinterest, Google+... que se sepa.
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Parece que este "señor" sigue haciendo de las suyas... según nos cuenta una persona que se ha puesto en contacto con nosotros:
ResponderEliminarEnviado desde mi iPhone Buenas tarde he leído un artículo de una familia que ha tenido problema en este sitio y con este señor.Me pongo en contacto con usted porque yo estoy pasando por lo mismo y me gustaría saber si tiene más información sobre personas que hayan o estén pasando por lo mismo,se lo agradecería muchísimo.Un saludo V.R.A
V.R.A cuéntanos tu caso, si quieres...
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